Te...

                             
Llegaste media hora tarde, sin los pantalones puestos.
Hacia calor y el cuello de la camisa se te pegaba a la piel.
Entramos al bar y con la mirada buscaste una silla de madera, porque según dijiste: “no querías quedarte pegado también en los asientos”-

El mozo trajo la carta y te pidió que te taparas, con cierta sutileza.
Indignadísimo intentaste convencerlo de que la ropa nació como un ornamento al que no pensabas adherirte, le hablaste de Thomas Carlyle, del homo erectus y de las leyes de Alabama.

El mozo seguía in inmutable, hasta que te paraste en calzoncillos y comenzaste a recitar el decálogo del perfecto nudista-

Yo termine mi te con cierto apuro_porque se cuanto demora en llegar la policia.

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